Comienzos
Baryshnikov (cuyo nombre es a veces transliterado tanto en español como en diversos idiomas como Barishnikov, Baríshnikov, Barýshnikov o también Barishinikov y sus variantes) nació en Riga, en la República Socialista Soviética de Letonia (Unión Soviética), de padres rusos. Su padre era ingeniero y su madre costurera. A los doce años, su madre se suicidó, por lo que Mijaíl quedó al cuidado de su padre y su abuela. El artista recuerda su infancia como relativamente feliz, acudiendo a las escuelas publicas locales y siendo un niño activo en la natación y fútbol. Pensando entonces que el ballet era muy difícil de entender, no le prestó ninguna atención especial. Su madre, sin embargo, era una gran aficionada. A los once años presentó su solicitud para ingresar a la Escuela de Ballet del Teatro de la Ópera de Riga, en la cual fue aceptado un año después, en 1960, y donde continuaría sus estudios académicos. Durante este tiempo, Baryshnikov aprendió a hablar francés y aspiraba a ser concertista de piano. Con el tiempo, se enamoró más del ballet que del piano y como resultado de su propio interés y su éxito en festivales escolares, decidió seguir la carrera de bailarín.
Forma y estilo de baile
Baryshnikov era un bailarín único por varias razones. Era de baja estatura, por lo que tuvo que trabajar arduamente para combatir su falta adecuación para papeles como Sigfrido, héroe de El lago de los cisnes, donde se esperaba ver un bailarín más alto y apuesto. Aunque popularmente afirmó que «no importa lo alto que levantes la pierna. La técnica se basa en la transparencia, simplicidad y hacer un verdadero intento».[3] Su forma de bailar era reconocida como de «libro de texto» por su brillante técnica, separación emocional y uso de «bravura», que se define como un estilo masculino y atrevido
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